La vivencia de una situación de violencia de género en la pareja tiene importantes efectos sobre la salud física y psíquica de la mujer y la de las hijas e hijos que son testigos y víctimas directas de dicha violencia.
Las consecuencias de esta situación estarán en función de varios aspectos:
- De la severidad de la violencia: cuanto más severo es el maltrato, mayor impacto provoca en la salud mental y física de la mujer (Krug y cols, 2002).
- Del tipo, grado e intensidad de la violencia ejercida que hayamos detectado
- Del momento en que se encuentre la mujer en el proceso de violencia: noviazgo, convivencia, hijos, decisión de separación, separación. Las consecuencias y trastornos pueden persistir incluso cuando el maltrato ha desaparecido (Krug y cols, 2002).
Por otro lado, ser una mujer que sufre violencia de género puede ser considerado como un factor de riesgo de padecer diversas enfermedades y problemas de salud, tal y como hemos visto en otros temas. En general los efectos de la violencia de género sobre la salud son los siguientes:
Más vulnerabilidad a la enfermedad:
El efecto de la violencia sobre la autoestima y el estrés crónico elevado al pueden conllevar una alteración del sistema inmunológico y neuro-hormonal que favorece la aparición de enfermedades y el empeoramiento de otras.
Es común la entrada a diversas conductas nocivas para su salud (consumo de tabaco, drogas, alteración alimentaria y sueño, consumo de psicofármacos, etc.)
Salud mental:
Las consecuencias a nivel de salud mental pueden observarse en síntomas aislados en la mujer o formar parte de un cuadro o síndrome clínico (ansiedad, depresión, trastornos de la alimentación, disfunción sexual, alteraciones en el sueño, temores generalizados, pánico y fobias, dependencia emocional, dificultad en la memoria, despersonalización, pérdida de habilidades sociales, etc.).
Salud física:
Entre los efectos en la salud física encontramos síntomas psíquicos en forma de lesiones por un lado, y síntomas físicos diversos e inespecíficos inespecíficos por otro (cefaleas, dolores lumbares, abdominales, fibromialgia, dolor crónico, problemas gastrointestinales derivados del estrés crónico, síntomas cardíacos, trastornos dermatológicos, etc.).
Salud reproductiva y sexual:
La agresión sexual como forma de violencia física provoca problemas relevantes de índole sexual y enfermedades graves (embarazos no deseados o de riesgo, partos prematuros, abortos, enfermedades de transmisión sexual, deseo sexual hipoactivo, aversión al sexo, disfunción orgásmica, dispareunia o vaginismo etc.).
«Ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos en pie (Emily Dickinson)»
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